Cómo salir victoriosos de nuestras batallas

 

Muchos te dicen "la felicidad es una elección" y tu piensas "vale, si... como no. A mi me encanta estar deprimido o enojado" (con tono sarcástico, obvio) o  "yo más que elegir ser feliz debería nacer de nuevo". Te presentan casos de gente que ha logrado ser feliz a pesar de sus circunstancias conflictivas, les llaman resilientes y tu te preguntas por qué sigues molesto con tu vecino que no te saludó el miércoles pasado cuando hay gente que las pasa peores y es feliz.

Te deprimes y sacudes la cabeza, después de todo: hay cosas más "importantes" de que preocuparse (el trabajo, la economía, casarse...). Pero, conforme pasa el tiempo el malestar continua. Puede que tengas más trabajo, mejores condiciones económicas... pero hay un vacío que no logras llenar. Lo tienes todo: familia cariñosa, trabajo, gente que te aprecia. Lo tienes todo, pero sientes que no tienes nada, y eso te angustia.

En algún momento de nuestras vidas todos libramos esa batalla, esa lucha descarnada, entre nuestro ser interno y  nuestros deseos o emociones destructivas. Es una batalla cuerpo a cuerpo entre la luz y las sombras, entre la felicidad  y  el conflicto recurrente.

Al alcance de tu mano

La felicidad está allí, cerca de todos y lejos de quien no está dispuesto a reconocerla. Esa batalla que libras día a día y te hace sentir mal  ¿Quién ganará? Depende de tí.

En los dibujos animados los dos bandos se representan con un angelito y un diablito que están susurrando. ¿Lo has visto? A quien escuches depende siempre de tí. La respuesta está en tí, tu eliges. No vale echarle la culpa al destino (tu lo creas), a las personas (tu eliges relacionarte con ellas), a las circunstancias (puestas allí para que aprendas y crezcas)... hay que aprender a tomar las riendas y trazar el camino a seguir.

Para poder ver con claridad la ruta necesitamos un mapa y un destino... acá te damos una mano con eso

El destino

Cuando elijas un destino procura que dependa completamente de tí, pero que al llegar sea un espacio de regocijo compartido. Cada uno toma su camino, pero si sabemos mirar encontraremos miles de seres que nos acompañan. Las experiencias y los aprendizajes siguen siendo personales, pero pertenecer a una comunidad nos ensancha el alma, nos ayuda a encontrar la salida, a levantarnos más rápido cuando caemos y a darnos cuenta de las cosas tal como son. También nos ayuda a reforzar nuestra autoestima cada vez que sentimos que podemos contener o alentar a quienes nos rodean, cuando sus alegrías comienzan a ser nuestras.

El Mapa

Tenemos que aprender a conocer con lo que contamos, los recovecos, los lagos y los ríos emocionales... y también los pantanos. Aprender a discernir lo esencial de lo accesorio, la acción especulativa (que trae consecuencias siempre nefastas) de la acción por la acción en sí (que nos acerca cada vez más a la meta). Este viaje, esta batalla es la experiencia más epopéyica que podemos librar. Una lucha cuerpo a cuerpo que sólo se gana con una actitud, una actitud que te  cambiará la vida.

Para algunos será solo una respiración, para otros la coronación de un proceso más profundo... lo cierto es que cambiando tú, cambias tu mundo. Y esa es la cosa más maravillosa que puedes lograr!

De repente todo lo que tienes y todo lo que no tienes cobra nueva perspectiva. Comienzas a entender tu vida con mayor nitidez y te abrazas bien fuerte: estás feliz!

Me pasó a mí, te puede pasar a ti... si abres los ojos y te reencuentras con tu costado luminoso y permites que te guie en la batalla.

 

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