Si estás aquí, leyendo, es porque aspiras o estás en camino de vivir una vida maravillosa. ¿Cómo pasar de la aspiración a la realidad? Esa es la cuestión.

 Una vida maravillosa es una vida exitosa, ahora...

• ¿Quién define el éxito?
• ¿Cómo se mide?
• ¿Cuánto es suficiente?
• ¿Es algo que se otorga desde fuera o algo que se crea desde uno mismo?
• ¿Es algo que se siente o algo que uno debe demostrar para otorgarle algún tipo de validez?
• ¿Debería ser un concepto que construyamos nosotros según nuestros propios parámetros o algo que se fija desde fuera?
• ¿Podemos asociar el éxito con la felicidad?

Podría estar aquí metiendo preguntas al infinito, pero creo que entiendes hacia dónde voy con ellas, ¿verdad?

Estoy segura que tendrás respuestas para ellas (o las estás pensando ahora mismo) y sería de un gran valor que las escribieras. Verás que si las lees mañana o pasado podrás entender y aprender muchas cosas sobre ti.

También estoy bastante segura de que tus respuestas serán ligera o muy diferentes a las respuestas de otros. Y esto es porque cada uno es único y tiene una manera de percibir y  reconocer lo que es éxito, sea consciente de ello o no.

¿Por qué es importante tomarse un momento de reflexión e indagar acerca del éxito? Porque el concepto que tengas de él y la percepción acerca de si es realizable para ti,  determinará la posibilidad de vivir esa vida maravillosa o solo fantasearla.

No son las cosas/ideas/personas, sino la opinión que tenemos de las cosas/ideas/personas las que nos alejan o nos acercan a ellas.

Y en este punto me gustaría que me acompañes a lo alto de este mirador, para que veas el panorama más amplio. 

Existe un problema de percepción bastante arraigado en la cultura, un gran punto ciego que nos lleva a sufrir por demás: aferrarnos a un extremo o al otro.

La capacidad de enfocarse es muy útil, claro, pero cuando el enfoque desconoce la existencia total... bueno, allí comienzan a gestarse los problemas de fondo. En el germen de una cultura donde se valoran los logros y se pone el foco en los resultados, el fracaso queda a oscuras y al quedar a oscuras, nos domina.

Lo que niegas, te esclaviza. Lo que deseas, también

El fracaso es lo que se evita a toda costa (aún a riesgo de quedarse paralizado),  lo que se teme, lo que da vergüenza, lo que da bronca, lo que genera impotencia. Y es tanto lo que se niega que muchas veces termina por definirnos por omisión.

Lo curioso es que quien consigue el éxito "huyendo" del fracaso, no parece pasarla mejor. Siente una especie de mirada obsesiva sobre él (ajena o propia) exigiéndole réplicas en continuado y despojándolo de la humanidad de los pares de opuestos.

Ya ves, sin equilibrio, la búsqueda del éxito termina por convertirse en una especie de autoexplotación.

Solemos ver el éxito y el fracaso como opuestos divididos por una grieta. Y sin embargo... si miramos más profundo encontraremos que hay algo que los une secretamente. Existe un puente entre el éxito y el fracaso, un un puente que hay que aprender a transitar.

Verás, es que sin fracaso o dolor no hay incomodidad, sin incomodidad no hay movimiento, sin movimiento no hay cambio, sin cambio no hay evolución y sin evolución no hay éxito.

De pronto la palabra FRACASO se resignifica en conceptos más luminosos, tales como:

• aprendizajes,
• reconocimiento de formas o tiempos inadecuados con los que encaramos las cosas,
• experiencias que nos enseñan a desaprender creencias y volver a ver desde otro lugar.
• maneras de relacionarnos con la realidad
• motivación de cambio

El fracaso nos fortalece.

No es  el culto al fracaso lo que busco, sino: una manera más equilibrada de comprender las experiencias cotidianas.

El triunfo de la ambivalencia

Alcanzar el éxito no es sinónimo de carecer de fracasos. Es lo uno y lo otro. Hay que aprender a convivir con ello. 

Si solo nos enfocamos en el éxito se nos pierde la oportunidad de reflexionar:

El por qué nos ayuda a indagar sobre las causas, pero es el para qué el que nos ayuda a ver el panorama total. 

Si abrimos nuestra mente a esta idea comenzamos a ver colores que había permanecido ocultos a nuestros ojos y al reconocerlos nos permite crear un legado honesto y rico en matices.

Una vida maravillosa no es la carencia de fracaso o dolor, sino el convencimiento que todo tiene sentido.

Es preciso aceptar la vergüenza, la bronca, la tristeza o la impotencia del fracaso, pero sin anclarse allí. 

A veces la pausa, que nos impone el fracaso, puede ser el origen de un éxito mucho más profundo y exponencial.

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¿Qué es lo que más les resuena? Los leo.
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