"Que la fe y el valor que te han sostenido hasta aquí, te duren hasta el final" KH

 

La naturaleza nos revela la impermanencia de las cosas, pero también nos asombra con sus pequeños milagros cotidianos.

¿Sabías que el salmón remonta río arriba para volver al lugar donde nació? Su travesía -que va del mar al río- implica una fuerza, constancia y determinación increíbles.

Analogías

Bueno, disculpen, pero como buena pichón de teósofa no  puedo dejar de ver analogías 🙂

Estaba pensando en cómo nos parecemos al salmón, y cómo la comodidad, el dejarse llevar por el conformismo, la mediocridad y el deseo hace que terminemos sin cumplir nuestro propósito... en el salmón será la procreación, la perpetuación de su especie; en nosotros es la concresión de los propósitos; el Kreta Kretiatâ de los hinduistas: "lo que vine a hacer, ya está hecho". El suspiro del alma, su regocijo.

Be like a salmon -ser como el salmón- es, en definitiva, escuchar el llamado interno y ejercer el poder de la voluntad.

Dejarse llevar no es fluir

Tantas veces me han escuchado hablar del fluir que quizás los desoriente con esto de "nadar contra la corriente", pero déjenme que les explique la diferencia entre dejarse llevar y fluir (al menos desde mi perspectiva).

Si hay algo en lo que tengo certeza es en el poder y la existencia de mi alma; en cada encarnación trae un propósito, un desafío, y está en mi oír ese llamado interno a la acción o dejarme llevar por las aguas del Samsara (la manifestación).

Siguiendo con las analogías: ¿somos lotos o peces? los peces están sumergidos en las corrientes y se dejan llevar por ellas; los lotos están sobre la corriente y fluyen sin perder  de vista que lo puro que anida en ellos está fuera del agua, en contacto directo con el Sol.

Fluir es: tener conciencia de la impermanencia, de los vaivenes... teniendo siempre presente que lo que permanece no está sumergido en esa corriente de vida.

Dejarse llevar es: verse arrastrado por los "caprichos" del destino, por los deseos, los altos y bajos emocionales...

El salmón, de alguna manera, fluye hacia su propósito... aún nadando en contra de la corriente.

De entre todos los peces

"Paso a paso contruimos ese sendero. Ese camino de retorno realizado dentro de nosotros mismos, es el camino que debemos descubrir y recorrer" DK

Con la analogía del salmón quiero referirme al "Volver a Casa", reencontrarnos con  nuestro origen divino, nutrirnos de luminosidad para poder cumplir con nuestro propósito. Lo que en el salmón es instinto, en el hombre es voluntad.

Por eso admiro al salmón, porque de entre todos los peces siente ese impulso profundo de "volver a casa" .