Desde muy pequeña he escuchado historias de Helena, historias sobre su accidentado bautismo, historias sobre acontecimientos mágicos que la rodearon en su infancia, historias sobre sus raras facultades que sus amigos disfrutaban sin comprender.
Desde pequeña creía que Helena tuvo una vida muy extraña, llena de aventuras y decisiones arriesgadas.
Conforme fui creciendo me acerqué a Helena desde otro lugar, desde el lugar del saber.
De pronto esa dulce y aventurera niña se convirtió en una mujer llena de grandeza, fuerte frente a los vituperios, convencida de su tarea, sacrificada frente a las vicisitudes de la vida... una mujer que no se daba por vencida, que tenía un propósito muy claro: sistematizar y difundir las enseñanzas milenarias, en términos comprensibles a la mente occidental.
Helena Petrovna Blavatsky fue y es para mí, un ejemplo a seguir, una fuente de inspiración, la prueba de que el mandato del alma es más poderoso que todo lo que perece, que hay que buscar esa certeza en el fondo del corazón y abrazarla, como quien abraza a un hijo y a una madre a la vez. Con ese amor, con esa entrega, con esa sensación de plenitud que ilumina y cobija.
Hoy queremos celebrar la vida de una mujer que supo dar sin esperar y soportar sin quebrarse.
Hoy celebramos la vida de un ser de tremenda luz, que dejó un legado más grande que su propia existencia, un legado que se reafirma y crece...
Gracias Helena, gracias Maestra!!!!!!!!!
Gracias también a todos los que con amorosa abnegación ejercitan su paciencia y su entrega para iluminar con conocimiento eterno las mentes de quienes los rodean.
GRACIAS!
Palabras de vida
Los dejo con una cita de uno de los libros de HPB, La voz del silencio, un canto a la empatía, la compasión y a la inocencia:
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