La vida a mil por hora: cómo ser sin perecer

¿Cómo compaginar el trabajo con la familia? ¿Cómo cumplir con nuestras obligaciones sin perdernos a nosotros mismos? Parece una utopia para algunos, pero se puede.

La mayoría de los psicologos coinciden que es mucho más importante la calidad que la cantidad de tiempo que pasamos con nuestros hijos, esto se aplica también al resto de nuestra relaciones humanas. Ahora, y en honor a la verdad, luego de una jornada agotadora, de lidiar con decenas de conflictos propios, adquiridos y ajenos... ¿Qué tipo de relación puedo generar y sostener?

Cansados, estresados, confundidos, enojados, sin saber quienes somos o qué queremos, pero con obligaciones que hipotecan nuestro tiempo; obligaciones que tratamos de cumplir sin replantearnos siquiera su importancia.

¿Es perfecta nuestra vida? ¿Sentimos que lo es? Por lo general la gente ve la fachada que nos esmeramos en mostrar, el asunto es saber si en el fondo somos eso que vendemos o nos lo creemos.

Medimos el éxito en relación a lo profesional, pero nos olvidamos que el verdadero éxito es poder alcanzar un equilibrio (siempre dinámico) entre los diversos aspectos de nuestra vida. De qué nos sirve ser brillantes profesionales si no logramos ser felices en familia, de qué nos sirve la "familia perfecta" si no logramos conectarnos con nuestro aspecto divino?

No hay que confundir el anhelo de realización con la autoexigencia de rendimiento.

Ser Wonderwoman o Superman ¿es posible?

Te ahorro el suspenso: NO! Superman o Wonderwoman son pensamientos fantasía que se convierte en mandato. Nos hacen daño, nos lleva a imponernos metas irreales y a sentir frustración cuando no podemos estar a la altura de las circunstancias.

No se puede tener todo, hay que aprender a elegir.

El tema neurálgico es cómo organizamos nuestras prioridades. Para conciliar debemos saber renunciar a la vida de la perfección superficial y abrazar el amor por lo trascendente y el disfrute por nuesta cotidianeidad. La humanidad es el condimento esencial para la sopa de la vida.


Somos el cristal por el que observamos al mundo

Ser es infinitamente más natural que parecer y conlleva menos esfuerzo.

¿Se fijaron que la mayoría de las veces estamos tan ocupados en mil detalles -que a la larga no hacen la felicidad- que nos olvidamos de lo más importante? Si nosotros no estamos bien, nada estará bien.

Nuestro estado mental, nuestro estado anímico es algo así como el cristal por el cual vemos al mundo. Si estamos enojados o sentimos frustración, cualquier cosa bastará para generar una reacción negativa de nuestra parte, si estamos tristes cualquier excusa será la correcta para activar nuestros mecanismos de autoconmiseración o empujarnos a la depresión.

¿Se fijaron que cuando están bien, cuando están realmente bien cualquier esboso de conflicto lo resuelven de una manera simple y natural?

¿Cómo podemos aspirar a conciliar nuestra vida profesional con nuestra vida familiar si no nos hemos conciliado con nosotros mismos? ¿Cómo voy a poder ocuparme de todas mis responsabilidades si no logro ocuparme de mi mismo/a?

"No tengo tiempo"... ese latiguillo que termina por boicotear cualquier esbozo de satisfacción personal. Por qué tenemos tiempo para decenas de asuntos intrascendentes y nunca encontramos el momento adecuado para nosotros mismos, para nuestro bienestar, para centrarnos, para potenciarnos, para relajarnos, para conocernos?

El tiempo se encuentra cuando el anhelo pasa a ser una necesidad. La acción está separada del pensamiento tan sólo por una actitud.

2 Comentarios

  1. Plenitud via Facebook

    Contentos con las repercusiones de nuestro artículo en las redes sociales. A seguir inspirando cambios positivos en el mundo!!!

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