El períodico The Sun publicó el último 20 de febrero el supuesto hallazgo de la isla de Atlantis, a unos 965 kilómetros al oeste de las Islas Canarias. El hallazgo (luego desmentido por Google) fue realizado por Bernie Bamford, un ingeniero aeronáutico del Reino Unido quien utilizó el buscador Google Ocean (parte de Google Earth, el mismo que utilizaron científicos ingleses para descubrir un bosque, entonces desconocido, en la cima de un monte de Mozambique que alberga en su interior nuevas especies animales y vegetales) que muestra una imagen de un plano cuadriculado en el fondo del océano que no puede ser una formación natural, sino que debe haber sido construida por el hombre.
Dejando de lado el debate entre los que están a favor o en contra de la teoría de la Atlántida, la teósofa Helena Petrovna Blavatsky, en su monumental recopilación de las Doctrinas Esotéricas, nos legó una colección de libros, entre ellos el Tomo III de Doctrina Secreta, donde hace referencia a la Teoría sobre el Origen del Hombre. En ese tomo, titulado Antropogénesis, no sólo habla de los atlantes, sino que comprueba su existencia en el planeta Tierra mediante el estudio de los símbolos, leyendas, antropología, psicología, y conceptos filosoficos sobre la "evolución mental" del hombre.
En ese tomo también nos habla sobre la deriva de los continentes y analógicamente muestra que la tierra es un Ser Vivo que contiene al resto de la vida diferenciada en especies.
Y claro que a la hora de escribir sobre la Atlántida, lógicamente mencionaremos las referencias a su existencia en diferentes culturas, no sólo la divulgación hecha por Platón, sino los testimonios simbólicos existentes en los archivos petreos de la humanidad.
Uno de esos archivos es el libro llamado Dzyan (sabiduría), el libro de la Sabiduría Eterna. Según ese libro los “atlantes con su poder tecnológico modificaron el eje de la tierra”, lo cual ha sido verificado por la geología, y eso produjo el cataclismo universal. Se hunde la Atlántida y sobreviene el diluvio y la era glacial sobre lo cual hablan las teogonías, cosmogonías y enseñanzas religiosas y filosóficas clasicas. El mismo Platón nos habla en el Timeo, no sólo de ese vastísimo continente llamado Atlántida, sino también del efecto invernadero que se habría producido como efecto de la destrucción del planeta Faetón.
Los maestros del Egipto rojo, el Egipto predinástico, también se refirieron a este continente atlánte de donde, dicen, “vino mucho de nuestros conocimientos”. En el Brahmanismo hindú se enseña sobre los gigantes del continente sumergido y aún conservan la cronología brahmanica que divide la historia del planeta y del hombre en yugas, kalpas y mahayugas, que son ciclos enseñados por dos astrólogos atlántes: Asuramaya y Narada.
Los toltecas, mayas y aztecas en nuestra América llamaban a ese continente Aztlán y en Lanka hablan “de magos negros (los Rakshasas) que con experimentos científicos "alteraron la luz de la Tierra”.
Todas estas referencias sobre Atlántida se encuentran envueltas en mitos o escondidas entre las líneas de los símbolos cuyas claves de interpretación se han perdido o estén ocultas en profundas cavernas de la propia tierra.
Pero fue Platón en Occidente quien se refirió públicamente sobre este continente en dos libros El Timeo y Critias. Sostuvo en sus escritos –durante muchos años considerados como leyendas- que el último resto de Atlántida fue la isla de Poseidonis, que se hundió hace 11.500. También en su libro Las Leyes, que tendrían que leer los políticos de nuestro tiempo, también habla sobre la época de Cronos (el tiempo) donde veladamente se refiere al sistema de gobierno de los atlántes.
Según el libro de Dzyan, el continente atlánte no se hundió totalmente, sino que fue en sucesivos cataclismos geológicos. El mismo libro sostiene que estos gigantes que poblaron el “continente Atlánte”, habían desarrollado una progresiva civilización tecnológica que logró el dominio de la energía atómica ("no conseguida por la utilización del uranio, sino de las zonas “oscuras de la Luna) y entre sus armas figuraba un rayo (¿láser?) que dirigían a voluntad".
En otra epopeya hindú llamada Mahabarata y en los libros titulados Puranas (comentarios a los libro Védicos) se menciona un arma de fuego a la que llamaban "Agneyastra”. Es un arma de carácter completamente inteligible (lo comparaban ingeniosos orientalistas con un Cohete) "que a veces se arroja, pero en general parece ser producto de poderes místicos que pueden traer la tempestad, la lluvia, el fuego en los cielos".
En el Ramayana, otra epopeya hindú, a estas armas les llamaban "jabalinas de fuego de Brahman”. Estas mismas enseñanzas dicen que los habitantes de Lanka (Atlántida) tenían vehículos voladores semejantes a nuestros aviones, a los que llamaban "vimanas". Pero estos "gigantes" pretendieron modificar las leyes de la naturaleza (¿no estaremos repitiendo la historia?), pues se sintieron tan omnipotentes y poderosos que creyeron que "podían transformar a la Tierra en una perenne primavera".
Prof. Guillermo Días Gómez
Profesor de Religiones Comparadas
Fundador de Plenitud
La causa inicial del universo sobrepasa nuestro entendimiento. Pero, a medida que el mundo se aproxima a su fin, las cosas se manifiestan a nosotros, cada vez con mayor claridad; vemos así su naturaleza y su utilidad. El día postrero todo aparecerá claro, todo será conocido y nada quedará ignorado, cada uno recibirá la recompensa de sus esfuerzos y de su amor a la verdad. Entonces no será módico o profesor el que lo desee. La cizaña será separada del grano, la paja del trigo. Entonces se inhibirá aquel que hoy grita. Aquel que cuenta el número de las páginas que tiene todavía por escribir sucumbirá bajo el peso de su obra. Entonces será feliz aquel que en este momento trata de ver. Y se podrá comprobar si yo he mentido. (paracelso)
Muy buen trabajo investigativo, luz mas luz, saludo fraternal.