1. Hacer lugar para lo importante
El factor emocional es una pieza imprescindible en la vida de cualquier ser humano. Amar y dejarse amar -en todos los niveles- es lo que reconforta nuestra humanidad.
Sentarnos a meditar sobre nuestra escala de valores es el mejor tiempo invertido de nuestra vida.
2. Aprender a elegir
Ya que es imposible hacerlo todo, debo aprender a elegir mis prioridades. Si sos mamá o papá tu prioridad deben ser tus hijos, no en la palabra sino en los hechos. Y recordá, los niños aprenden más por lo que observan que por lo que escuchan.
A demostrar el amor con afecto, un abrazo lleno de amor es más valioso que el último juguete de moda.
Priorizar y gestionar nuestro tiempo en función de nuestra escala de valores nos ayuda a tomar decisiones en forma correcta.
3. Tener un parametro para medir nuestra autoexigencia
Cuando somos infelices o hacemos infelices a otros, es tiempo de aflojar la rienda o tensarla. Hacer un STOP cuando sentimos que las cosas no están bien.
Si sentimos que nada nos conmueve o todo nos afecta es tiempo de quedarse quietos, centrarse, observar y analizar qué estamos ocultando con esa anestesia emocional o con esa suceptibilidad.
4. Un tiempo para la pareja y los amigos
Un tiempo de distensión, de charla, de compartir, de abrazos, de escuchar. Sentirnos contenidos y contener nos hace bien, nos llena de energías y nos aportan otra mirada.
5. Un tiempo para armonizarnos
Aquí aplica la regla de los 5 minutos (5 minutos de atención consciente y exclusiva equivalen a la solución de cualquier problema).
Si quiero rendir al máximo debo poder estar al máximo. Una hora por semana para mí, para relajarme y ejercitarme, una hora para encontrarme a mí mismo/a en compañía. 15 minutos diarios para desenchufarme y estar solo/a conmigo mismo/a, en estado meditativo.
6. Hacerme un chequeo médico
Muchas malas actitudes, cambios de humor, cansancio o desesperaciones son producto de un desequilibrio hormonal. Llevar una vida sana, hacer ejercicio, salir a caminar, disfrutar de un tiempo de naturaleza y distensión son inversiones que nos ayudarán a encontrarnos más a gusto con nosotros mismos y con quienes nos rodean.
7. Construir mi vida espiritual
Sentirnos contenidos por algo más profundo y perfecto nos permite poner en perspectiva todo lo demás. Ser espiritual es ser solidario, altruista, compasivo, inofensivo. El sentido de trascendencia nos acerca a los otros y enriquece nuestra experiencia mundana.
0 comentarios