Está dicho en tu firma

"Bun wa hito nari". Proverbio japonés
("Por la letra se conoce el hombre")

Dicen los que saben que nuestra escritura nos pertenece, no sólo lo que decimos y cómo lo decimos, sino y fundamentalmente cómo lo escribimos. Los rasgos que configuran nuestra letra son proyecciones de nuestro ser, nos representan tal y cómo nos mostramos al mundo.

El grafismo plasma en papel: el carácter, las emociones, las cualidades innatas, lo biológico, es decir: todo lo que somos. Al escribir vamos dejando una huella que nos representa como individuos totales y únicos.

La firma  pone el énfasis en la autoimagen, pone de manifiesto cómo el sujeto se percibe a sí mismo. Por eso la firma nunca debe examinarse sola; la relación existente entre ella y el resto del escrito marca la coherencia entre el decir y el hacer, entre la acción y la autopercepción. Es decir, vincula el cómo se muestra en sociedad  con el cómo realmente se percibe a sí mismo.

Así encontramos sujetos que se muestran sociables pero que internamente se ven a sí mismos como islas. Hombre o mujeres que se comportan agresivamente en sociedad, pero se perciben a sí mismos como dulces y contenedores.

Las incoherencias producen sufrimiento y por lo general este tipo de sufrimiento se vive como un malestar silencioso que se expande a cada ámbito de nuestra existencia: estamos inconformes con nosotros mismos, sentimos que nos falta algo, que hay cosas que se nos pierden de vista. Ese sentimiento de incomodidad tiñe nuestra vida y no nos permite disfrutar de las pequeñas cosas.

Las personas que no se sienten bien consigo mismas lo manifiestan en su letra y especialmente en su firma. El sufrimiento puede venir de pequeñas incongruencias que, hasta que no las percibimos como tales, difícilmente le encontremos una solución.

La observación y el análisis del grafismo nos ayudan a visualizar esas incongruencias, a comprender nuestra forma de ser y hacer en el mundo. Nos orientan hacia la potenciación de nuestras fortalezas y nos dan la clave para mejorar nuestras limitaciones.

Mi firma soy yo

Muchas veces los sujetos comienzan imitando la firma de alguien por quien sienten admiración, seguramente porque hay rasgos con los cuales se identifican ya sea desde su realidad o desde su imaginario. Pero siempre llega un momento en el que crecemos, evolucionamos. Difícilmente conservemos nuestra primera firma; nuestros cambios se materializan a través del trazo de la firma. Cada vez que hay un crecimiento personal hay una variación de nuestra firma.

¿Somos tal y cual nos mostramos? ¿Tenemos aspectos por resolver en nuestras vidas y eso nos pesa? ¿Nos sentimos seguros de nosotros mismos? ¿Nos llevamos el mundo por delante, simplemente porque tenemos miedo de sufrir el rechazo? ¿Creemos pertencer a una elite especial de la que nunca  hablamos? ¿Hay cosas que me agobian de mí, de mi pasado? ¿Tengo miedo al futuro o lo enfrento ? ¿Cómo lo hago? Estas y mil preguntas más tienen respuesta a través de la mirada grafopsicológica.

 

2 Comentarios

  1. Cintia Vanesa Días via Facebook

    En septiembre estaremos dando en Plenitud Taller de firmas con Maria Silvina Mazzei los esperamosssss!!!!

    Responder

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