Hacia una conciencia ciudadana

La agenda global requiere ciudadanos que practiquen correctas relaciones humanas.  Cada vez son más los que se convierten en servidores de la humanidad. 
Aquí te explicamos cómo sumarte

Fenómenos como las revueltas en Túnez, el Movimiento 15M, #EgiptoLibre, entre otros, forman parte de una mayor toma de conciencia por parte de la ciudadanía.

Queda clara la necesidad de manifestar un pensamiento de justicia, de comunidad, de fortaleza grupal,  de compromiso. La ciudadanía se encuentra en busca de un camino de acción. Desde este punto de vista, el Maestro D.K. sostiene que el individuo debe verse a sí mismo como:

“un ente en un grupo funcionante de entes similares, donde se espera que cada uno contribuya con su cuota de bien para el todo”.

La globalización impone desafíos a diario para la humanidad; desafíos que implican llevar adelante una relación de hermandad entre ciudadanos, tal como lo establece la doctrina teosófica.
No es justo mirar la globalización como un fenómeno negativo que sólo aspira a establecer brechas de desigualdad y asimetrías en todos los órdenes de la vida ciudadana. La globalización tiene la potencialidad de ser parte de un Plan para unir las voluntades de las naciones que lideran y establecer pautas comúnes en
ámbitos tan esenciales como la educación.
Estas pautas, podrán ser tomadas por cualquier Nación, sin importar su grado de desarrollo económico, estas pautas deben estar basadas en principios que unifiquen sin homogeneizar.

Uno de los objetivos que deberían tener en cuenta los planes educativos  es lograr incluir al sujeto como parte de un todo, haciendo hincapié sobre los logros que podría concretar como individuo siendo parte de una comunidad.

¿Cómo sumarse, qué hacer?

El mundo necesita de tí, necesita que te corras del asiento de espectador y te pongas en acción. Aquí algunas sugerencias:

  • Busca una causa que te llene el alma: no tiene que ser una acción monumental, puede ser detenerte a charlar con una persona que vive en situación de calle, darle un abrazo además de comida.
  • Se proactivo: no te sientes a esperar que las cosas pasen, acciona. Busca oportunidades de dejar una huella en tu entorno. Charla con tus vecinos, con tus compañeros de trabajo, busca formas colectivas de remediar situaciones especificas.
  • Consigue comprometerte con tu ciudad: "cada uno un poquitito, terminamos rapidito" decía mi madre y entre todos ordenábamos lo que nos correspondía, aunque no lo hubiéramos generado nosotros. Lo mismo aplica  a tu ciudad, se proactivo! No basta con no tirar papeles o respetar el tránsito. Debemos ser concientes de los que nos rodean: si ves una botella tirada en medio de la vereda, levántala y tirala en un tacho o arrimala al cordón. No importa si no la tiraste tú, piensa en las personas ancianas, en los niños, en las mujeres embarazadas, en las personas ciegas... la era del individualismo está llegando a su fin, activa tu conciencia social y haz reflexionar a otros con tus acciones.
  • Se conciente de tus actos en todos los órdenes de la vida: cada acción o inacción que generas repercute en otros. Ten esto presente. Ayudar a una persona anciana o ciega a cruzar la calle no sólo es un acto de solidaridad, sino una excelente lección práctica para tu hijo. Tu "buena acción" generó más de lo que esperabas. La vida es un boomeran, nunca lo olvides.

Pequeñas acciones, grandes resultados

Todos los días estamos gestando nuestro futuro personal y social. Las acciones son contagiosas: convierte tu vida en un centro viral de ciudadanía responsable, solidaridad, compasión y respeto al prójimo.

De este modo, te estarás convirtiendo en un servidor de la causa humana,  la tuya.

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