Cómo desarrollar la empatía en nuestros hijos?

Sabemos que, por naturaleza, hay niños que son más empáticos que otros, sin embargo con 5 pequeñas acciones podemos alentar el desarrollo de esta cualidad fundamental para una vida social sana, he aquí nuestros consejos:

1. Ejerce la contención afectiva desde el primer minuto

Que te importen sus emociones. Si desde que nacen acudes cuando lloran y les consuelas cuando están tristes o doloridos, van a sentirse queridos y comprendidos. Luego ellos van a hacer lo mismo con otros.

2. Conviértete en su modelo de conducta empática

No importa si no eres famosa/o, tu hijo ve en tí un referente al que emular y admirar. Haz un esfuerzo de comprender por qué está actuando de una determinada manera, escúchalo sin prejuicios o preconceptos (no etiquetes!). Ponte en su lugar. Tu hijo, silenciosamente, está guardando tus patrones de conducta como propios.

3. Aliéntalo a expresar sus emociones y a entender a los demás

"¿Cómo te sentiste cuando tu hermana te convidó su último caramelo?", "Qué crees que ha sentido ella para dartelo?". Expresar emociones y conversar acerca de sentimientos y sensaciones propias y ajenas es un buen ejercicio.

4. Reconoce sus esfuerzos

Sus logros afectivos y sociales son cualidades que está desarrollando. Aliéntalas, reconócelas y felicítalo. "Estoy muy contenta que hayas ayudado a Pedro a recoger los juguetes que se le han caído". A todos nos gusta que nos reconozcan cuando hacemos algo bien por iniciativa propia, tu hijo no es la excepción.

5. Activa su alerta emocional

Anímalo a que esté antento a las reacciones emocionales y a los sentimientos de los demás. "Cómo crees que se siente ese niño que está pidiendo en la calle?" "Cómo crees que se siente Camila cada vez que sus amigas la dejan de lado en el recreo?".

La empatía bien entendida, comienza por casa

En educación de niños hay una sola gran verdad, se enseña con el ejemplo. Así que: decir menos y hacer más. Es importante alentar el apoyo entre hermanos, conversar acerca de lo que sentimos, pedir abrazos cuando los necesitemos, llorar cuando nos sintamos tristes, contener y dejarse contener.

Y recuerden, los niños que se forman en una familia con una base sólida de comunicación y empatía siempre volverán a estos valores. Las tormentas de la adolescencia difícilmente les llevarán a otros senderos.

Cuando sembramos amor, amor germina y amor florece.

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