Ejercicios para mejorar la miopía

El presente artículo corresponde a la Revista Plenitud Nº 9  de 1987.
Título original: "Enfoque holístico de la miopía"
Autor: Dr. Raúl Flint

Ejercicios para mejorar la visión

Recordemos que los músculos oculares siguen las mismas leyes que rigen otros sectores de la musculatura, esto quiere decir que son susceptibles de ser ejercitados y entrenados igual que cualquier otro músculo y, por supuesto, requieren la misma paciencia y dedicación.

Aquí le recomendamos un ejercicio fácil de practicar y sumamente útil para la flexibilidad de los músculos oculares: enfoque un objeto cercano (por ejemplo, un dedo,) luego pestañee y enfoque un objeto ubicado a más de 4 ó 5 metros. Así alterne durante unos  minutos. El cambiar de enfoque, de cerca a lejos y a la inversa es un excelente ejercicio para mantener jóvenes a sus ojos.

Estiramiento visual

Esta tarea puede realizarse con la ayuda de una simple cartilla de letras con distintos tamaños. Comúnmente cuando la persona llega a una fila que le resulta difícil se tensa, inhibe su respiración y comienza a hacer esfuerzos para poder leer. Debemos estar atentos a estos signos y cuando se producen, exhortar al sujeto (o a nosotros mismos)  a cerrar los ojos, aflojarse/nos y respirar suavemente. Hecho esto invitarlo/se a reabrir despacio los ojos mientras exhala/mos. A menudo las letras se ven un poco más claras. Relajaciones posteriores posibilitarán -con el tiempo- que se aclaren filas progresivamente más pequeñas.

Una forma es centrarse sobre la fila que comienza a estar borrosa tratando de evitar todo esfuerzo conciente para ver mejor. En cambio de ello permitir mediante la relajación que la vista se aclare, alimentándola, invitándola y aceptándola tal cual es; esperando pacientemente que surja de un espacio interior que es posible cultivar pero no acomandar.

Suelen producirse a poco de practicar, flashes de buena visión, que consisten en instantes de visión clara, que luego retrogradan a la situación crónica de tensión. En un principio instaba al paciente a tratar de mantener conscientes esos flashes. Sin embargo, a través del escrito "Improving Eyesight" ("Mejorando la visión"): The Bates Method, del Dr. Gerald Grow he aprendido que es mejor en esos casos cerrar los ojos antes de que se vaya el flash y tomar conciencia del estado interno que ha producido ese momento de buena visión. Sentir qué es lo que pasa dentro nuestro para que se haga esto posible. Al reconocer y extender este sentimiento a los demás momentos de nuestra vida, gran parte de la tarea de recuperar nuestra vista estará hecha.

El Don de la Vista

Pienso, a manera de hipótesis, que la vista es un regalo de la Naturaleza hacia nosotros; y que también el mirar a alguien es una forma de dar y de darse. Observamos al ser que amamos, a nuestra pareja, a nuestros hijos; para cuidar: miramos, estamos atentos. Para que algo salga bien: le "prestamos" el máximo de nuestra atención y concentración; y por el contrario, cuando descuidamos algo, lo abandonamos y no le prestamos atención, ni lo miramos.

Teniendo en cuenta lo anterior es que pienso que los sentimientos de apertura, generosidad, entrega, etc., son actitudes sinérgicas con una buena visión, y el desarrollo de los mismos además de procurarnos una general sensación de bienestar nos ayudarán a recuperar la vista. Sin lugar a dudas estas consideraciones no son absolutas, pero señalan tendencias que se verifican con asiduidad en la clínica.

La Lengua

Es especialmente útil adicionar a este conjunto de técnicas el aflojamiento de la base o piso de la lengua, de la forma en que lo indicaba la investigadora Fedora Aberastury. Mediante dicho aflojamiento se logra una relajación generalizada del organismo y una calidad de movimiento concentrado y sensible.

El Apoyo en el suelo

La expresión o descarga de los sentimientos requiere de una cierta unidad del ser para que se pueda realizar. Y esta se logra estando bien apoyado en el suelo, con los "pies sobre la tierra", como se dice popularmente.

Tener la emocionalidad bloqueada produce la condición de estar "volando" de sí mismo, o ajeno  a lo que nos sucede.

En general, cuando más intensa es la expresión, más cerca del suelo estamos. Por ejemplo: tirarse por el suelo de la risa, o también por la pena, etc. Es decir la dirección de descarga de los sentimientos es hacia abajo, hacia la tierra.

Para lograr una mayor integración del ser, además del trabajo psicoterapéutico, nos ayudamos con ejercicios,  como los de la escuela norteamericana de Bioenergética, liderada por Alexander Lowen. Especialmente los destinados a cargar las piernas y que se conocen bajo el nombre genérico de "grounding" (del inglés ground: tierra). Se aumenta de esta manera la base de sustentación y desarrollan los "cimientos" (que no son ni más ni menos que las piernas) ganando así mayor seguridad y apoyatura para expresar los sentimientos. Hay muchos ejercicios que pueden utilizarse con este mismo cometido. Uno de los más conocidos y útiles es el de trotar o jogging.

Garganta y Mandíbula

Suelen estar asociadas constricciones de los músculos de la garganta y de los maseteros que cierran las mandíbulas, previniendo de esta manera la irrupción de la rabia y la pena. Asimismo los músculos flexores de la nuca se contraen produciendo el efecto de un mentón protruido. Se trabaja entonces en la relajación de estas tensiones, mediante masajes, ejercicios, impostación de la voz y otros recursos.

Cuero Cabelludo y Arcos superciliares

Estas zonas también suelen estar contraídas, siendo habitual la tensión de la zona occipital, que corresponde además a la ubicación de los centros ópticos en el cerebro. El mensaje de los arcos superciliares y alrededor de las cuencas es muy terapéutico, especialmente en los astigmáticos.

La Circulación

Otro recurso son las abluciones al levantarse y al acostarse. La zona ocular, a causa de las tensiones crónicas y la disminución inconsciente de la sensibilidad, sufre con el tiempo una reducción del caudal de irrigación sanguínea En este particular caso se cumple el viejo aforismo clínico de que "la función hace al órgano".

Es decir que el hábito de amenguar la capacidad sensoria de un órgano, hace que con el tiempo reciba un menor flujo circulatorio y se restrinja su funcionamiento. Un modo de estimular la irrigación es el simple recurso de bañar con la mano alternativamente la zona ocular con agua fría y caliente (que no debe estar ni helada ni hirviendo). De esta manera ejercitamos la vasoconstricción y vasodilatación del árbol circulatorio en la zona y por ende activamos correlativamente su vitalidad y función.

El sol

Nunca debe mirarse directamente al sol, puesto que esto puede llegar a provocar lesiones. Sin embargo, lo opuesto, el "huir" constantemente de la luz solar y/o achicar o apretar los párpados ante el aumento de luminosidad, termina por empobrecer el caudal de luz que incide sobre la retina disminuyendo de esta manera la tolerancia a la excitabilidad del nervio óptico. El mismo menoscabo de la función se produce también, cuando con el mismo objetivo se usan anteojos oscuros durante mucho tiempo.

Para revertir esta situación y reacostumbrar la retina a tolerar una mayor luminosidad, se realizan los siguientes ejercicios: sentado frente al sol con los ojos suavemente cerrados, se mueven los globos oculares hacia los lados, dejando que la luz "cuele por debajo de las pestañas". Otro es exponerse gradualmente a las zonas más luminosas del cielo, con los ojos abiertos pero sin observar directamente al sol, y manteniendo el ritmo respiratorio que tiende a alterarse. Todo esto debe hacerse manteniendo bien relajada la vista y al menor atisbo de tensión muscular, suspender y descansar sobre las palmas.

Como se ve hay dos aspectos centrales; uno es la relajación y otro es la respiración. Mientras se está haciendo los ejercicios anteriores es útil incrementar la conciencia de si mismo sintiendo como los rayos solares van penetrando y entibiando los tejidos, la piel, los globos oculares, los músculos que rodean al globo ocular y hasta las estructuras más internas del cráneo.

Los miedos infantiles también han sido los responsables de esta huida de la luz. Muchos adultos recuerdan cómo de niños redujeron su apertura a la luz como un interno voluntario de mantener el mundo a distancia, para no ver lo que no querían ver.

En la adultez es posible tolerar mucho más los estímulos del mundo externo por lo que se intenta reaprender a tener una mayor apertura y de expandir la capacidad de asimilar lo que se ve.


3 Comentarios

  1. Mirta

    Muy buena información. a practicar para no perder «de vista, la vista» ja ja! con buen humor todo es más llevadero. Cariños Mirta

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  2. Jorge

    Hola:

    En mi caso pude dejar mis gafas gracias a este tipo de ejercicios. El problema es que hay que ser constante y no desanimarse. En mi web ofrezco un curso online gratuito con los ejercicios que mejor me han funcionado.

    Saludos.

    Responder
  3. Hugo

    La verdad bien interesante, el tema ya que mi señora y mi beba de 3 años tienen ese problema bastante agravado, mi hija tiene -13 en cada ojo…..

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