Sembremos soles con nuestros pies

Las estaciones son los cambios energéticos visibles de la naturaleza y, como un gran yin-yang, el mundo cambia en cada equinoccio y solsticio de forma complementaria, de invierno a primavera y de verano a otoño, año tras año con idéntico ritmo. Sin embargo, como las aguas de Heráclito, las estaciones nunca son exactamente iguales. La humanidad, que va pasando por esos ciclos naturales, tampoco es la misma.

Vivimos tiempos difíciles: la violencia, la inseguridad, la ignorancia, el hambre golpean hondo en nuestras sociedades. Muchas veces sentimos que la injusticia y el odio se apoderan de todo alrededor y nos sobreviene el desaliento o la bronca.  Sin embargo, no es criticando, golpeando, insultando o no haciendo nada la mejor forma de poner un freno a esto. Al mal no se lo combate con más mal; "ojo por ojo y la humanidad se quedará ciega", decía Gandhi, y con ello ponía de manifiesto que a la oscuridad se la vence simplemente encendiendo una luz.

Más luces encendemos, menos oscuridad habrá. La clave es la unidad en la intención. Sin importar credo, religión, condición social... la intención al bien es el hilo que nos une en una cruzada silenciosa pero efectiva. Por eso hoy, en el día Internacional de la Paz, Plenitud propone un movimiento pacífico que siembre luz en el mundo: una meditación silenciosa en movimiento, que tenga su centro en cada ser humano, y su circunferencia en ninguno.

El pensamiento como herramienta de cambio

Sabemos que los pensamientos son sustancias químicas que determinan nuestra conducta, y estamos convencidos que la intención  es lo que nos transforma y modifica nuestro entorno. La pro-actividad al bien es un contagio positivo que puede hacer una diferencia en el mundo.

Empoderarnos como hacedores del cambio, hacernos cargo de nuestra humanidad, sembrar esperanza y pensamientos de luz a nuestro paso. Esa es la propuesta de Plenitud, eso es lo que estamos haciendo dentro de nuestra comunidad y queremos compartirlo con ustedes.

Cada uno, en su ciudad, en su pueblo, puede hacer la diferencia. El pensamiento es una herramienta poderosa que crea mundos. Ya lo decían los viejos sabios, también lo sabemos a través del budismo y de nuestra propia experiencia de vida: "La energía sigue al pensamiento, y la respiración lo imprime". Un pensamiento claro, seguido de una respiración precisa, genera un poder infinito.

El futuro lo gestamos nosotros, desde este presente. Elegir el camino de la luz: la solidaridad, la compasión, el amor y el respeto  o dejarnos devorar por el odio propio y ajeno. De nosotros depende. Nosotros tenemos ese poder. ¿Estamos dispuestos a usarlo en beneficio de los demás? La elección siempre está a nuestro alcance, aún cuando creamos que no es así.

Elijo ser el cambio que quiero ver

¿Qué hago?

Es principio de realidad saber dónde estamos parados. Para poder meditar es necesario aprender a observar, atender y concentrarse. Al andar, ser conscientes de lo que nos rodea.

Nuestros pies serán las herramientas que, guiadas por un pensamiento constante, en cada pisada y por la fuerza de la voluntad, imprimirá la intención de sembrar el bien, la compasión, el altruismo, la benevolencia, el amor.

Para los que les resulte fácil visualizar, el símbolo es el sol. Para los demás pueden elegir una frase que les llegue al corazón, una frase que despierte en ustedes la intención de hacer una diferencia en su ciudad.

La frase que propone Plenitud es la que trabajamos con nuestros estudiantes:

"En esta vereda, en este lugar, reinan la paz, el bien, la verdad, la luz, la sabiduría. En esta vereda, en este lugar, reinan la salud, la unidad, el amor, el servicio"

"En nuestro país nos amamos y confiamos los unos en los otros, somos uno, expando luz de mi mente y corazón, que reinen la verdad y el amor por siempre"

Cada paso que damos, el corazón iluminado por una mente centrada y fraterna, va dejando una huella de luz... y así, paso a paso, calle a calle, ciudad a ciudad, país a país... vamos gestando corredores de luz que unirán todos los puntos de la Tierra.

Como verás no es nada complejo, sólo basta un corazón amoroso, un pensamiento claro y una respiración consciente mientras caminamos por cualquier lugar de nuestra ciudad.

¿Te animas a ser el cambio que quieres ver en el mundo?

Si quieres estar bien, debes pensar bien. Los pensamientos de separatividad, de crítica, los enojos sólo atraen y atrapan energías negativas. No es quejándonos de las cosas que pasan como vamos a modificarlas. Sembremos soles con nuestros pies por las calles de Buenos Aires, Caracas, Santiago, Bangladesh, Londres, Madrid, Montreal, Taiwan, Wellington, Boston, Bruselas, Venecia, Moscú...  cambiemos el mundo, amando.

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7 Comentarios

  1. sarita

    Hola buen día, les queria contar que sali a sembrar soles caminando por mi barrio, es toda una experiencia eso de sentir que de mis talones salian soles como semillas y quedaban sembradas con cada paso que daba.
    Todos los dias hago la oracion de la escuela en mi casa, y hoy fue muy especial caminar diciendo:

    En esta vereda, en este lugar, reinan la paz, el bien, la verdad, la luz, la sabiduría. En esta vereda, en este lugar, reinan la salud, la unidad, el amor, el servicio”

    “En nuestro país nos amamos y confiamos los unos en los otros, somos uno, expando luz de mi mente y corazón, que reinen la verdad y el amor por siempre”

    Solo puedo decirles gracias por permitirme ser parte de la escuela y de los millones de soles que hoy sembramos por las calles de buenos aires… pero como el día todavía no termino, cuando vuelva a salir por la tarde voy a seguir con esta siembra de soles por cada lugar donde pise.

    Gracias gracias gracias

    Sarita (Discipula de la Escuela Plenitud)

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  2. Claudia

    Me encanto la propuesta. Me encanta poder hacer esta meditación con mi grupo, y poder hacer algo por alguién. Siempre cuenten conmigo. Los quiero a todos!!!!. Gracias

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  3. Carmela Quevedo

    Un importante artículo para ayudar a la toma de consciencia, opino que «sin consciencia no hay cambio». Felicitaciones y gracias.

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  4. Raquel Zeller Harwitz

    Hola mis queridos hernanos y hermanas:

    Por haber sido alumna de la escuela, porque guardo como un tesoro todo lo que aprendi alli y porque me considero aun y por siempre unida a Plenitud desde aqui, mi barrio de Fort Lauderdale y Miami, Estados Unidos, me uno a sembrar soles con los pies.
    Yo en el emisferio norte y ustedes en el emiferio sur, tal vez los soles se unan en el medio.
    Ademas la oracion de la escuela ya es parte mia y es una practica de todos los dias.

    Gracias por esta oportunidad y gracias a Dorila por avisarme de este hermoso emprendimiento.
    Los amo!
    Raquel

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  5. Marce

    Sembramos soles a diario con mis hijas y mi marido. Es una experiencia única porque además de hacer algo por nuestra ciudad con tan poco, podemos sentir, a medida que nos concentramos, un profundo bienestar individual, a pesar del caos en que vivimos. Trabajar con mi familia es además, una experiencia única!!!!
    Gracias Plenitud por esta hermosa propuesta, tan simple de realizar y a la vez, tan productiva.
    Marce Méndez

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  6. Celia Meriño

    Con seguridad yo puedo contribuir a cambiar el mundo:con una sonrisa aún a aquel que no me demuestra simpatía,con una palabra de aliento a un anciano,dándole importancia a un niño,para que se sienta «persona»y sea escuchado.Sembrando soles y cosechando la PAZ interior,sintiéndonos apreciados y queridos por nuestro entorno,como respuesta al amor que damos…Y no es estar fuera de la realidad,sino crear un universo diferente.Como aquel que devolvía al agua las estrellas de mar y le dijeron que era una tarea inútil,entonces respondió que si una de ellas volvía a vivir habría valido la pena.

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  7. Anita

    Es màgico tener la sensaciòn interna y la convicciòn desde el alma que unidos y juntos en una misma intenciòn somos millones; realmente es una realidad que nuestros pasos generan luz. Cuando mi sobrino Ariel era muy chico, en los tantos momentos de juegos literarios que solìamos tener, inventamos un sùper hèroe que al caminar dejaba sus huellas de fuego donde fuera que sus pies se apoyaran. Por supuesto ese «Fireman» (tal fue el nombre que le dimos) estaba al servicio de quienes lo necesitaran. Esta propuesta de sembrar soles con nuestros pies, me recuerdan esos años. Caminar por la ciudad sembrando soles, cuando vamos hacia nuestro trabajo, al supermercado, al hacer un tràmite; y siempre emitiendo buena onda, buenos pensamientos y como ese Fireman de mi sobrino, que su alcance de luz llegue a todos los que al pasar por nuestro lado la reciban.
    Anita

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